Haciendo curricán con dos cañas desde una piragua sin que se enreden las dos líneas no es complicado, cuando se aplican las pautas que se describen en este artículo. La regla número uno es no largar más de lo necesario y cuando hace viento llevar las líneas más cortas. La segunda regla es llevar siempre un señuelo en superficie y otro señuelo plomado.
First published: 11/01/2021 | Last update: 04/02/2021
Aunque tomemos medidas para evitar el enredo, siempre hay que estar atento a las vibraciones de los punteros de las cañas, las cuales nos indican si nuestro señuelo va como debe ir. A la más mínima sospecha hay que recoger una de las cañas. si se acaban de enredar y no llevan mucho tiempo no hay problema. Se desenganchan y se vuelven a largar. Pero cuando ya llevamos tiempo arrastrando las líneas enredadas, éstas se habrán convertido en un nudo que sólo se puede cortar y volver a montar.
Si nuestra línea tiene muchas vueltas y tiende a hacer trenzas y nudos, la solución consiste en quitar el señuelo, largarla unos cuarenta o cinquenta metros y arrastrarla durante unos minutos. Una vez que se ha recogido ya habrá perdido las vueltas.
Mucha gente no sabe o se resiste por algún motivo para plomar un señuelo flotante, pero no hay por qué. Al llevar uno plomado, los señuelos van en profundidades diferentes, es difícil que se enreden y cubrimos más opciones. Cuando cambiamos de rumbo es conveniente hacerlo por el lado del señuelo plomado. Este enonces pierde velocidad y baja, mientras el flotante aumenta la velocidad y se mantiene en la misma profundidad.
Hay dos formas para lastrar un señuelo. Cuando no es demasiado grande y queremos que vaya a pocos metros de la superficie, podemos utilizar un plomo de oliva de 20 ó 30 gramos. El plomo va directamente en la línea, al final se pone un quitavueltas. En el emerillón se engancha un bajo de línea de unos 1,70m de largo y al final va el señuelo. Como el plomo es pequeño la distancia es más que suficiente para que los peces no lo relacionen con el señuelo y noten el tongo, ni tampoco impide que el señuelo vaya moviendose de forma natural.
Este montaje tiene tres ventajas:
reacciona sensiblemente a los cambios de velocidad de modo que cuando vamos muy lentos el señuelo va bajando y al acelerar sube hacia la superficie. Así podemos darle vida variando la velocidad y hacerlo subir y bajar.
Dado que el plomo es pequeño las picadas se detectan aunque el pez que haya cogido el señuelo sea pequeño.
El orden de largar las líneas no tiene importancia, se puede largar primero la plomada y después la que va sin plomo o viceversa.
Sin embargo, si queremos que el señuelo baje más o que vaya a una determinada profundidad, necesitamos usar plomos más pesados. En este caso se usan plomos de percha. Los hay desde 60gr hasta más de 300gr. Su uso es fácil, se larga la línea sin lastrar unos diez a quince metros, se engancha el plomo y se baja hasta la profundidad deseada.
A la derecha plomos de percha desde 65gr hasta 285gr, a la izquierda plomos de oliva de 20gr hasta 40gr
Pero el mayor gramaje también tiene sus inconvenientes:
Las dos técnicas de plomado no son alternativas, dependiendo de las circunstancias y el señuelo se utiliza una u otra.